Hola! 👋 Saludos desde la ciudad de Buenos Aires.
Arranqué a escribir este mail desde el aeropuerto de Trelew. Fui unos días a Puerto Madryn con mi hermano Martín, y lo bien que me hizo. La escritura salió ok (gracias por todos los mensajes) y unas horas después ya me estaba yendo en avión.
Me divirtió que Martín eligió el alojamiento y nos quedamos en un hostel, así que reconecté con esa Delfi mochilera que compartía cuartos. Creo que no me daba cuenta de lo que necesitaba esa randomness de gente e historias y cortar con absolutamente todo en mi vida. Conocer mil otras realidades y tomar perspectiva. Fue como resetearse.
Lo de quedarme en hostels dejé un poco de hacerlo porque trabajaba - y era medio una fiaca estar un martes trabajando con la compu en un hostel y el resto de joda. Y también porque bueno, crecí, pude pagar habitaciones individuales o dobles y quería estar cómoda.
Yo sólo tenía un día para hacer el avistaje de ballenas y justo se canceló por mal clima, así que cambiamos de excursión y fuimos a Punta Tombo a ver pingüinos y al pueblo de raíces galesas Gaiman.
Un poco me bajoneó la posibilidad de ir a Madryn y no ver ballenas, pero otro poco lo tomé como algo normal del turismo de fenómenos naturales. Re tengo en cuenta esto cuando viajo. No es por desmerecer a la torre Eiffel o las pirámides de Egipto, pero medio que siempre van a estar ahí. Puede que esté nublado, que no puedas sacar la foto linda, pero todos pueden ver esas estructuras más allá de la temporada o el clima; no depende de las ganas de un animal de aparecer, o de las crecidas de un río, etc. En cambio las cataratas, las ballenas, las auroras boreales… no basta con trasladarse al lugar sino que hay un factor de suerte, de busca/encuentra, de cuánto estás dispuesto a rebuscártelas para ver el fenómeno natural. Y también puede ser ir de viaje y terminar viendo algo completamente distinto.
Al final conseguí ver las ballenas - me las tuve que ingeniar pero contra todo pronóstico me salió bien. Un remis me llevó a una playa cerca de Madryn y tuve la suerte de que la marea estaba alta desde muy temprano, así que pude ver ballenas antes de volver a Buenos Aires al mediodía.
Aún no caigo en qué va a pasar con mi vida de ahora en más. Me esperan meses de vivir en obras, de acomodarme a los tiempos de proveedores, de lidiar con pesos, dólares, presupuestos, y cual sea la economía del país que a partir del domingo que viene puede cambiar completamente. Argentina tampoco sabe qué le espera.
Ya fui dos veces a ver el departamento vacío y en cada esquina vi algo para arreglar. Por un lado me entusiasma: el año pasado aprendí cómo arreglar cositas del depto donde vivo ahora y ya me veo pasando un sábado arreglando la cadena de la parrilla o cambiando los apliques de luz. Por otro lado, sé que no voy a vivir el full potencial del depto nuevo hasta dentro de bastante tiempo.
Voy a usar esta experiencia para reflexionar y aprender sobre los tiempos, los procesos, sobre mí. Hace tiempo que no paro un momento a sentir los procesos ocurriendo a través de mí y quizás las obras del depto nuevo me hacen frenar y contemplar cada paso.
La primera vez que fui al departamento vacío me pregunté si ahí volvería con Cande después de, no sé, la primera consulta con una clínica de fertilidad. ¿Nacerán acá nuestros hijos? ¿Cambiará nuestro estado civil? ¿No pasará nada de eso? Es muy raro, no me había proyectado tantos años hacia adelante en un mismo lugar, siempre los viví sin querer.
Hoy cumplimos 3 años con Cande. Si alguien me hubiera dicho cuando la conocí que me estaría haciendo esas preguntas sentada en el depto que compranos, no lo hubiera creído.
Sí hay una pregunta para la que tengo respuesta, y es con quién quiero compartir todo lo que nos sucederá, en el nuevo departamento, o en el lugar que sea. Cande hace todo más divertido, y me hace ser mejor persona. Este finde se terminó de romper la persiana de su casa y estuvimos varias horas y viajes a la ferretería arreglándola. Yo hubiera comprado la cantidad incorrecta de correa, hubiera ensuciado el piso, me hubiera lastimado los dedos ajustando tuercas con la mano. En cambio Cande me hizo seguir todos los pasos aunque yo protesté en cada uno: medir la ventana, correr los muebles, buscar la llave para la tuerca.
A la noche protesté porque fuimos a Frávega a ver lavarropas cuando yo quería quedarme en casa. La amo entre muchas otras cosas por explicarme cómo son los procesos, por qué no podemos simplemente hacer todo al voleo e intentar pegarle de una al arreglo de la persiana o al lavarropas correcto. Cande me ayuda a cuidar lo que tengo aunque demande más esfuerzo que tirarlo y comprar uno nuevo, porque no siempre se puede hacer eso. Cande me hace cuestionarme mi accionar todos los días y por eso sé que nunca me voy a aburrir. Me siento más completa porque desbloqueo partes de mí que no sabía que tenía. Parece lo anti-romántico decir que tu pareja te desafía la vida, pero para mí es lo más copado del mundo.
Hasta la próxima,
Delfi
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abrazote Delfi querida. Yo recibi una caja de cafes para el adviento.
que lindo lo que contas de 'conectar' con los aspectos físicos de la obra. A mi también me convoca entender como funciona la estructura no visible de una casa....