🎈 Descubriendo #54: Llevarse
Hola! 👋 Saludos desde la ciudad de Buenos Aires.
Al final le regalé Animalia - el libro que comenté la última vez - a Cande, por varios paralelismos que vi entre relatos de la autora y nuestra vida. Creí que sería un lindo libro para tener cerca.
Estoy muy contenta porque ella me regaló algo con lo que hinché varias semanas. Precisamente desde el momento en que, en Bariloche, vi en la fila de Rapanui unos Rapasaurios: dinosaurios a troquel con unos bombones de chocolate.
Un producto claramente destinado a niños pero why not para algunos adultos como yo que aparte de choco-adictos les gusta armar cosas.
Jodimos todo el trekking al Cajón del Azul que cuando bajáramos me iba a comprar el rapasaurio. Después ya no importó porque fue mucho más gratificante el camino que volver y comprar chocolate así que nos olvidamos pero no dejé de albergar en mí la esperanza de algún día armar un rapasaurio.
Ese día llegó y acá está:
SVD
Esta semana le presté atención a San Valentín y a las muchas versatilidades de saludos (más mensajes de día del amor y no “de los enamorados”). También la contemplación de más formas de amor (no sólo romántica), vidrieras con arcoiris gays, etc. Siento que es un avance hacia la inclusión en la comunicación de esta fecha. Me di cuenta de que estamos dando pasos hacia una mayor aceptación y comprensión hacia la comunidad LGBT+.
Sin embargo, faltó un poco el amor en los comentarios que recibieron algunos influencers no-hetero, y lo traigo no para opacar los progresos que mencioné, sino para recordarme a mí misma que hay mucho trabajo por hacer para seguir avanzando.
Libros
Actualmente estoy leyendo tres libros: estoy en la mitad de Testo Yonqui, acabo de empezar el de Rachel Cusk y, como eran bastante formales, necesité algo más light y arranqué con "En breve cárcel" de Sylvia Molloy. No es el nivel de ligereza que esperaba pero es interesante cómo escribe en tercera persona y cómo mezcla los sucesos de la trama. Voy un quinto del libro y hasta ahora sabemos que hay una mujer escribiendo en un cuarto. Un cuarto que pertenecía antes a otra mujer llamada Vera, con quien la que escribe tuvo algo. Iba a venir a la habitación otra mujer, Renata, a interrumpir su escritura, pero avisa que no vendrá. Entonces la protagonista sigue escribiendo, recordando los gestos de Vera, las conversaciones con Renata, su propia infancia.
Me encantan los otros dos libros aunque suelo llegar sin mucha cabeza al final del día para ponerme con ellos. Especialmente Preciado, que usa términos muy precisos y formales. Probé cambiando el formato de consumo así que esta semana vi su discurso de noviembre de 2019 ante 3.500 psicoanalistas reunidos para las jornadas internacionales de l’École de la Cause Freudienne en París. En él, instó a que cambiaran el binarismo de género y el modelo de abordar el psicoanálisis en crisis desde 1940, y abrazaran una mayor diversidad. Este discurso fue publicado en el libro Soy el monstruo que os habla y como mencioné está en video (si lo escuchan por 10 minutos van a entender lo que digo sobre los términos muy precisos y formales).
Llevarme
A veces me parece que la vida que llevo es poco interesante. Sí, lo sé, para tener un newsletter tengo que encontrarle lo interesante a mi vida, pero no soy ajena a instagram y los viajes/fiestas/planes que parecen hacer un miércoles cualquiera la gente a mi alrededor. Intenté e intento a veces ser esa gente, sin querer en realidad serlo. Fracaso porque necesito tiempo puertas adentro y mucho de lo que considero interesante ocurre en esos momentos conmigo misma. Puertas para afuera carece de interés o no sé cómo formularlo interesantemente. En conclusión, lo que se ve de afuera es alguien en su casa y eso me hace pensar - a veces - que la vida que llevo no es interesante, y parte de mi orgullo es ser interesante.
Sin embargo algo que me enorgullece es una frase que me vino quién sabe por qué: sé cómo llevarme. Una traducción sería cuidarme a mí misma, pero también me gusta la literal, albergarme y transportarme de un lugar a otro. Sé llevarme, de a ratos, hay meses enteros donde no me sé llevar. Pero en el fondo sé llevarme porque experimento la sensación de estar completamente perdida, de sentirme sola, y de en algún punto ser el bebé que llora porque se chocó una silla intentando algo nuevo y también ser la madre que lo contempla y sabe que detrás de ese llanto superficial está ocurriendo una evolución. En general está la parte de mí que contempla a la otra Delfi, modo bebé, modo niña, modo adolescente, modo adulto. Esta parte deja hacer a la Delfi de [x edad] lo que esa edad le demande (llorar, histeriquear, ser seria, ser rebelde, ser impaciente) y luego, la lleva a donde cree mejor. A la soledad, a la comunidad, hacia afuera, hacia adentro, a lo conocido, a lo desconocido.
Creo que si fuera madre contemplaría mucho. Creo que ya lo hago, a veces cuando pienso en personas de mi familia siento que las contemplé y que sé por dónde irá su camino, que lo que están atravesando (chocar la silla) no es más que algo superficial y en realidad hay procesos más trascendentales ocurriendo (crecer, concientizar algo).
A veces la parte contemplativa se equivoca y tiene que volver a cambiar de lugar a la Delfi que llevó. Pero a veces acierta. Creo que en los últimos años fui entendiendo mejor qué necesité en cada momento y me supe llevar a los lugares necesarios, a veces más tarde que temprano, pero más que nada justo a tiempo.
Hasta la próxima,
Delfi
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