Hola! 👋 Saludos desde la ciudad de Mar del Plata.
Probé el tren desde Buenos Aires y estuvo muy bueno. Salió y llegó extremadamente puntual, y el viaje es muy tranquilo. Me sirve mucho ya que si voy en micro o auto no puedo leer o distraerme mucho porque me mareo, pero en en los trenes en general leo súper bien.
Sin embargo no leí tanto como esperaba porque escuché un podcast muy interesante, y otro muy interesante, y otro muy interesante, y así se me pasaron varias horas.
Ya en Mar del Plata arranqué a leer "Recuerdos de un médico rural” de René Favaloro. Resulta que su historia en unos de renglones es: se recibió con excelente promedio de Medicina en La Plata y, cuando quiso ser médico en un hospital reconocido, le exigieron firmar que aceptaba la doctrina del gobierno peronista. Él se negó. Entonces su tío, residente en Jacinto Aráuz, La Pampa, le pidió que fuera unos meses a cubrir la ausencia del único médico del pueblo.
Favaloro fue con esa intención pero terminó quedándose 12 años. Después de eso fue a Cleveland, USA, donde inventó el conocido bypass, recibió premios, etc.
Más allá de lo que cuenta el libro, ya saber este resumen de su biografía calma (al menos en mí) muchas ansiedades. Como lo vengo diciendo la vida es larga como para tener épocas de médico rural y épocas de médico Premio Nobel en las mejores clínicas.
Para esta semana del año en general estoy en la playa y con poco o nulo trabajo, con lo cual me dedico a empezar mi balance del año.
Acá va el punteo preliminar:
1. Tengo un hogar muy lindo.
Me gusta mi casa, a veces me gusta demasiado. Me gustan mis mascotas, mi rutina, la estabilidad de saber que duermo con Cande todas las noches y que cada día habrá mini situaciones inesperadas con Kali y Benito. Me gusta estar sola en mi casa. Casi sin darme cuenta pasaron 2 años desde que empecé a hacer refacciones en los lugares que habito. Y digo hogar y no casa o depto porque lo siento como mi hogar, me gusta donde vivo, me siento refugiada y con rituales, tengo recuerdos. Encuentro mucho disfrute en mi hogar.
Ahora, a qué costo.
Con Cande hicimos la cuenta. En este año tuvimos más de 60 visitas de gente a casa para medir, instalar, romper, etc. Incluso para proyectos menores como poner cortinas roller, venían una vez a medir, otra vez a colocar. El tiempo invertido en pensar, diseñar soluciones, buscar proveedores, coordinar, etc, fue muchísimo. Repercutió en todas las otras esferas de la vida. En mi trabajo, mi concentración, mis vínculos familiares, amistades, incluso la pareja porque ya hacia el final del año estábamos agotadas y nos ponía de mal humor tener gente en casa.
Ya está, en 2025 la casa no puede seguir siendo la prioridad número uno, o el tema que absorba todos los otros temas. Quedan unos trabajitos por hacer pero la casa ahora pasa a segundo plano.
2. Algunos vínculos un poco dejados o deteriorados.
Con esto del hogar como prioridad siento que le presté menos atención a los vínculos. Podría hacer más para estar en contacto con un par de personas. Qué busco, qué temo, cómo disfrutar de estos vínculos y no colgar como siempre hago.
3. No tuve espacio para reflexión.
El domingo pasado se fue Cande a Mar del Plata. En casa ya no estaban ella, ni Benito ni Kali. Por primera vez en 10 meses estaba completamente sola en mi casa. No pasaron ni 5 minutos de soledad que ya me había hecho un mate y arrancando a reflexionar en este balance.
La realidad es: estar completamente sola ya no es posible con la periodicidad que necesito para sentarme a pensar. Ya no puedo esperar al único momento del año para estar completamente abocada a la reflexión.
Tengo que aprender a reflexionar igual. Con gente alrededor, con animales alrededor, con quilombo o sin. Necesito estar en check con la vida porque me trae paz.
A esta edad sentencio que: no puedo cambiar a otros, ya no habrá momentos perfectos, hay que trabajar con lo que hay y lo que hay es esto.
Quizás ser adulto es eso. Saber que ya no habrá momentos perfectos para hacer cualquier cosa, nada está al 100%, y todo será de ahora en más así.
No se puede esperar al momento perfecto, porque ya no hay tantos como antes. La vida se vuelve un río, una corriente, una inercia, y hay que cavarse la vida que uno quiere de ese río de vida. Hay que cavarse las vacaciones, cavarse el tiempo de ocio, cavarse el deporte, etc. Sino, seguirá la inercia.
Tres cosas he visto que rompen la inercia:
los viajes
charlar con otras personas
la reflexión
Es difícil encontrar a otras personas, es difícil que dure el impacto de los viajes y de las charlas con otras personas. La reflexión es aquello que yo controlo y que puede extender el impacto de viajes y charlas, dándole además un pensamiento crítico y viendo qué seguir haciendo y qué no.
4. Estuve mayormente tranquila.
Muy tranquila, con pocos dramas, sin tantos ups and downs emocionales. Pude acompañar, pude convivir, pude atravesar temas internamente y estar mayormente en paz con mi actualidad. Lo que digo de la reflexión es por autoexigencia, sería hermoso tener esos espacios de reflexión pero aunque no los tuve, no fueron imprescindibles para mi salud mental. Me alivia saber que puedo autorregularme aún en condiciones no óptimas.
5. Hice chequeos de salud un poco fiaca pero necesarios
Por ejemplo este año me hice dos resonancias (una con contraste, encierro y agujas, no recomiendo). Tuve que comprar un cosito para medirme la presión por una semana. Corroboré que todo cardiológica, neurológica y abdominalmente está bien y eso es MUY bueno. Resto del cuerpo bastante bien, hay cosas ocasionales apareciendo here and there que atribuyo a la edad. Anduve muy bien de salud este año a pesar de no haber hecho siempre actividad física.
Esta semana voy a terminar de darle una vuelta a este balance y resumir los accionables para el año que viene.
Hasta la próxima,
Delfi
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