🎈Descubriendo #129: A veces es sí
Hola! 👋 Saludos desde la ciudad de Buenos Aires.
Cande se fue a Mar del Plata este finde y se llevó a Kali, la gata. Así que en el depto quedamos Benito y yo 🐰🐰.
Esta semana pasada Cande y yo cumplimos 4 años desde que estamos juntas y una de las celebraciones fue ir al recital de Ainda. Una banda que nos gusta mucho y nos acompaña desde nuestros inicios, o al menos a mí.
Hace un par de semanas fuimos a una feria del libro en Palermo y escuchamos una charla de Leila Guerriero.
A Leila la conocí como autora con “Los suicidas del fin del mundo”, una crónica de un viaje al pueblo de Las Heras en el sur del país donde ocurren una serie de suicidios de adolescentes. Me gustó muchísimo cuando lo leí, sentí que ella escribía sin dar rodeos y usando palabras muy específicas. Le atribuyo ese estilo de escritura a que ella en realidad es periodista.
En la charla contó algo muy curioso: le gusta leer libros físicos, no digitales, y cuando se va de vacaciones lee unos 20 libros pero no se lleva los ejemplares originales porque pesan mucho. Entonces los fotocopia a todos en un gran anillado y a medida que los lee va arrancando las hojas y tirándolas. Vuelve con el anillado vacío.
En esa feria me compré un libro de poesía y siento que hice la buena acción del fin de semana, porque hace unos años entendí que los libros de poesía son lo menos redituable en precio/tiempo de lectura y antes que pagar por 15 hojitas la gente prefiere comprar un libro de al menos 100 hojas. La poesía es lo más difícil de vender. En mi caso los libros de poesía son los que más releo porque a veces me acuerdo de un poema y es más fácil encontrarlo si ya tengo el libro.
Pero bueno me llamó el título (se llama “De fondo suena siempre Whitney Houston”, me recordó que Cande y yo vimos la peli de Whitney Houston en el avión a España el año pasado), me pareció linda la tapa, y lo pensé como elemento decorativo del hogar además de poesía. Cuando lo levanté del stand la señora de la editorial me contó un poco de la autora, Pola Gómez Codina. No encontré mucho de ella online, sólo que sacó otro libro llamado Guarania, inspirado en un poema del libro que compré. Se ve que los padres de Pola hablan guaraní y ella tuvo mucho contacto con ese lenguaje.
Conclusión que lo leí aquel domingo después de la feria y me gustó mucho. Más que el libro, me gustó sentarme a leer poesía y entrar en un estado más creativo. Ese domingo a la tarde fui a comprar láminas para las paredes de mi oficina a otra feria cerca de casa. Y fui en un mood mucho más reflexivo y abierto a ver diseños y arte en general.
Durante la semana estropeé completamente este estado, me enfoqué en la lista de to-dos y a pesar de haber concretado varias tareas, me terminé abrumando y entendí que no está bueno hacer varias cosas el mismo día y menos los días que Cande va a la oficina (porque si llega gente a trabajar y además hay que salir comprar cosas no se puede hacer todo junto).
Ayer sábado se cumplieron 4 años de haber publicado mi libro online. Primero lo lancé así y recién semanas después una amiga me vendió esta imagen: “imaginate tu libro abajo del árbol de Navidad”. No quedó otra.
Octubre es un mes de fechas importantes, Octubre para mí es un mes tipo antes/después del año, como me ocurre con antes/después de Junio que es mi cumple. Octubre 2020 fue por demás movido en mi vida pero con muchísima transformación y satisfacción.
Algo que disfruto mucho de haber escrito un libro es saber si todas las cosas que decían los escritores sobre escribir eran ciertas o no. Fui a varias entrevistas a escritores y siempre les hacen las mismas preguntas, incluida esta entrevista a Leila Guerriero. Qué es escribir para vos, cómo hacés, qué sentís ahora que ya escribiste tu libro. No me sorprendió cuando Leila dijo que muchas veces hubiera querido ser otra cosa y no escritora. Que escribir es un embole, es frustrante. Es cierto. Yo creía que la escritura era glamorosa y es cero glamorosa.
Cuando estaba escribiendo mi libro recuerdo un par de findes enteros donde lo único que hacía era llenar espacios en blanco con texto, y no quería que nadie me invitara a ningún lado. Sólo una amiga que vivía cerca de casa y salíamos a caminar una hora el sábado y otra hora el domingo. Eso era mi cable a tierra y mi descanso.
La escritura no es glamorosa. Es literalmente sentarse a escribir. Una vez leí esta frase: escritor es el que escribe. Ser escritor era tan simple y tan no-simple como eso. Mientras yo escribiera sería escritora, mientras no lo hiciera no lo sería.
A veces pienso si quisiera escribir otro libro, cómo haría. Ya no vivo sola, ya no hay pocos planes, ya mi vida se diversificó en mil intereses distintos. No sé cómo pero sé que podría hacerlo. Uno de los mayores aprendizajes de escribir mi libro, y de escribir semanalmente, es que siempre se encuentra tiempo en los márgenes de las actividades, esperando en un café, o se escribe mentalmente haciendo las tareas de la casa. Si se le quiere hacer un espacio, habrá un espacio a aprovechar.
Me pasó algo lindo. Va para Cande que esta vez me lee a la distancia:
Estaba en la feria de las estampas y vi dos que me re gustaron para la cocina. Una de una pava y otra de un mate. Las separé para llevarlas.
Pero justo antes de pagar, pensé que no quería llevarlas sin vos. Que aunque estuvieran en nuestra cocina, quería llevarlas con vos.
La otra vez nos dijeron que fuimos construyendo de a poco, y yo no lo creía, porque siento que construimos muy rápido.
Pero estos pequeños momentos de parar y pensar “cómo quiero vivir este momento de decorar mi casa?” te espero a vos, y para una ansiosa paranoica con síndrome de escasez, si las láminas no están para cuando las querramos, encontraremos otras, pero no quiero nada en mi casa ni en mi vida si no la hacemos las dos juntas.
Hasta la próxima,
Delfi
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