🎈Descubriendo #128: Caminos Cruzados
Hola! 👋 Saludos desde la ciudad de Buenos Aires.
Estamos viendo muchas pelis de Mubi porque arranqué un trial de un mes. No todas las pelis me encantan (por ejemplo Happy Together, rarísima, dos chinos gays en Buenos Aires. Pero no me enganchó, la dejé). Pero una sí me gustó mucho y fue Caminos Cruzados.
Transcurre en Georgia y Turquía, más que nada en Estambul, y se trata de una tía buscando a su sobrina trans en esa ciudad. La peli muestra la realidad de las personas trans en esa zona geográfica, no muy distinta a lo que encontramos acá. Sin embargo, hay diferencias tangibles: en la peli se ve que para cambiar de género ella necesita autorizaciones de médicos y ginecólogos. La Ley de Identidad de Género en Argentina, en cambio, permite acceder al cambio de género a través de un simple trámite administrativo, sin necesidad de acreditar pericias médicas, intervenciones quirúrgicas o tratamientos hormonales.
Algo de contexto ya tenía sobre el tratamiento de personas gays/queer/trans de Turquía dado que Hornet es la principal app para hombres LGBTQ+ en ese país y varios de mis compañeros de trabajo son turcos. Comenté anteriormente que los hombres que comprueben que son gays están eximidos del servicio militar, y justo esta semana uno de mis colegas va a hacer ese trámite presentando su certificado de matrimonio con un hombre.
Esta semana, hace un año atrás, estaba ocurriendo la escrituración de este departamento en el que vivo hoy. Ya vamos casi un año de pensar y hacer este hogar. A veces pienso que si alguien me hubiera dicho “vas a estar más de un año armando la casa” no le hubiera creído o no lo hubiera hecho. Son esas cosas que si uno sabe lo que demanda antes de hacerlo no lo hace.
Así que en conmemoración de esa fecha pensé en contar cómo anda cada integrante de la casa al día de hoy.
Cande anda bien. Cande tiene muchos trabajos. Como analista de datos en PwC, el mismo que hace un año (su primer día fue, coincidentemente, el día de la escritura). En su tiempo libre colabora con Serviry, una plataforma por whatsapp que conecta médicos con pacientes para consultas. Y un día a la semana da clases de Data Analytics en la Universidad de Palermo. Siempre creí que iba a ser yo la persona con más actividades de la pareja pero me gana.
Yo también tengo varios trabajos ahora que lo pienso. Trabajo en Hornet, en ITBA, y comparto un trabajo con Cande: estamos manejando un Airbnb en el edificio donde yo vivía. Me gusta que le dimos un buen balance entre automatización y toque humano. También salimos a correr juntas, cada tanto. Y a jugar al tenis, y al Burako.
Además de eso llevo mi lista de to-dos de refacciones. Recibo presupuestos periódicamente. Amo recibir presupuestos. Los abro, no leo nada, voy directo al precio y recién después leo.
A veces sostenemos reuniones de priorización de las refacciones. El domingo, por ejemplo, yo me estaba abrumando de todas las cosas para hacer y le dije a Cande que seteemos prioridades. Número 1 salió elegida tener una nueva parrilla, pero ahí la pregunta era si a carbón o a gas. Obviamente la respuesta fue “las dos” pero comprobamos que no es posible, o digamos que sí pero tenés que tener dos artefactos. Así que nos decantamos por gas pero la pregunta viró a si estábamos emocionalmente preparadas para volver a entrar en obra para tirar un caño de gas hasta que entendimos que podíamos conectarla a una garrafa. Efectivamente, consultamos en un lugar cercano que vende parrillas y sí, se puede. Así que esta semana me di de alta en gas.ypf.com entré en el rabbit hole de la regulación de venta de garrafas y las parrillas, que lejos de ser únicamente para el clásico asado, hay de todo: parrillas móviles con hornos pizzeros, con planchas, woks, ahumadores, etc. Un pequeño mundo, lo recomiendo.
El conejo Benito, un proyecto cuando compré este depto y hoy una realidad, mordió un cable y se quemó. Ocurrió así. Yo estaba en una llamada con mis compañeros de trabajo mientras lo veía meterse atrás del sillón a morder un cable que hace 6 meses no tocaba y yo ya había asumido que no iba a morder. Pero ese día quiso morderlo. Yo lo pateaba por abajo del escritorio mientras hablaba, pero al cuarto intento supe que tenía que pedir un segundo para atender a la situación. Atiné a decir “excuse me for one se” antes de experimentar en un instante todo al mismo tiempo: escuché una explosión, sentí olor a quemado, ví a Benito corriendo con la lengua afuera.
Después de comprobar que Benito estaba bien, entendí que 1) había saltado la térmica 2) el olor a quemado habían sido los bigotes de Benito.
Lo mantuve en observación todo el día pero anduvo súper bien. No probé acercarle un cable de vuelta a ver si aprendió.
La gata Kali es la que mejor anda, esta semana le colocamos unos estantes para que haga algo de su vida, ya sea subirlos o bajarlos. Siguen llegando muebles o artefactos nuevos a casa y para ella es una tarea de varios días inspeccionarla, olerla, mirarla. A veces sólo cambiamos muebles de lugar para que vaya a entretenerse un rato con “la cosa nueva, o la misma cosa, en otro lugar”. Benito va atrás de Kali, con mucha menos agilidad, sólo para no perderse de nada.
Hasta la próxima,
Delfi
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